Crece el malhumor de empresas alimentarias
Por supuesto que la “flexibilización” de precios oficial ofrecida a las casi provocó más malhumor, en especial a la luz de los resultados que comienzan a verse en los balances anuales que cerrarán el mes que viene.
De hecho, hay productos que no recibieron ningún permiso para actualizar los precios que se mantienen desde marzo, en algunos casos, mientras que en lácteos las subas autorizadas alcanzaron a los quesos brie y azul (ex roquefort) que no son justamente los más masivos.
En el caso de la yerba sostienen que la situación es crítica y una de las mayores usinas ya comenzó a discontinuar sus entregas. “¡Esta vez hay susto hasta entre las grandes¡”, sostenía alarmado un empresario pyme que reconoció que las empresas alimentarias están perdiendo “por precio y por volumen”, ya que la demanda interna sigue sin reaccionar, mientras que la prórroga de la doble indemnización por despido, los anticipos de Ganancias que no habría este año, y las subas en costos atados al dólar (packaging, etc.) conforman un panorama complicado.
En ese contexto, la adquisición de la estadounidense Walmart Argentina por parte del Grupo De Narváez (que vuelve así al rubro del retail justo a los 100 años de que su bisabuelo fundara sus primeras tiendas Te-Ta/Tia en Praga en 1920) sacaron un poco de presión al asunto al evitar la concentración de venta al público de las cadenas más grandes, que imponen gran presión (y exigencias) sobre los proveedores, según se quejan muchas de las empresas abastecedoras.
Para colmo, algunas de ellas como las aceiteras (Español estaría detrás de las girasoles por los aumentos internacionales que se están registrando), vuelven a soportar la presión gremial en los puertos del Paraná, que constituye un encarecimiento extra.
“No es aceptable que presionen por ingresos desconectados de la realidad nacional”, sostuvo el titular de Ciara-CEC, Gustavo Idígoras, mientras las quejas de sus pares van levantando volumen (y temperatura).
“El sueldo total de un recién ingresado ronda los $ 100.000, y esta agroindustria siempre garantizó que no haya pérdida de poder adquisitivo por inflación”, se enojaba el CEO de una multinacional ante una situación de tensión con los sindicatos de final imprevisible, justamente en el sector clave para el ingreso de divisas en el país.