Internas entre gobernadores complican aprobación de presupuesto
Negocian su abstención pero temen a un clima social adverso. En el Gobierno ya aceptan modificaciones.
"Este es el único país en el que los legisladores no responden a sus gobernadores", protestó Mauricio Macri ante sus jefes parlamentarios, semanas después de sancionarse la ley anti tarifas.
"¿Y por qué no hablas con los legisladores?", le preguntó uno de sus referentes legislativos, pero no encontró respuesta. En estos días el presidente vuelve a chocarse con el mismo dilema, mientras negocia con los gobernadores aprobar una adenda al pacto fiscal y el presupuesto 2019 y confía en la ayuda parlamentaria de Argentina Federal, como se denominan los bloques integrados por legisladores cercanos a mandatarios provinciales y otros peronistas que rompieron filas con Cristina Kirchner.
Estos últimos están rebeldes y se encuentran ante una disyuntiva difícil: si votan con el Gobierno los señalarán como socios del ajuste que pide el FMI, pero si dejan al país sin presupuesto los tildarán de desestabilizadores. Y si se abstienen y facilitan la ley con un discurso de guerra, como negocian los operadores del oficialismo, tampoco evitarán la primera acusación.
Por si fuera poco, Sergio Massa, con 21 diputados que nunca estuvieron en la cuenta de Cambiemos, volvió a la escena pública con un nuevo espacio electoral junto a Juan Manuel Urtubey y Juan Schiaretti y ya empezó a hacerse notar.
Exige a Macri rehacer el presupuesto y actualizarlo con las variantes impuestas por el organismo de Christine Lagarde, que de mínima elevan el dólar promedio de 2019, pautado por Nicolás Dujovne en 40.10. Es el eje de las demás proyecciones.
Coinciden con el tigrense el kirchnerismo y varios federales, como Diego Bossio, que al menos pretendeescuchar los pronósticos del nuevo presidente del Banco Central antes de votar.
Y algunos gobernadores ya empezaron a hacer números, porque si bien Dujovne asegura que los nuevos impuestos que se crean compensan la transferencia de subsidios a las provincias (sólo reconoce un deterioro en las cajas de María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta), con un dólar más alto las cuentas son otras.
Tal es así que Urtubey y el sanjuanino Sergio Uñac son los únicos entusiasmados en aprobar el presupuesto rápido, Schiaretti está muy cauto y el resto casi no habla.
La negociación se hace más difícil si Macri mantiene el deseo de sancionarlo sin cambios y en una votación en general y en particular, o sea, sin riesgo de modificar un artículo en el recinto que pueda desnaturalizar la meta de déficit cero. Por estas horas, ni sus más fieles soldados imaginan ese escenario.
Hasta la semana pasada, las voces oficiales contabilizaban más de 40 senadores y 135 diputados decididos a aprobar la ley de leyes, por encima de la mayoría simple que es de 37 y 129.
La rebeldía de los gobernadores Gerardo Zamora (Santiago del Estero) y Juan Manzur (Tucumán) arriesgó ese guarismo, pero el problema no se agota en las provincias sino también en Callao y Entre Ríos.
Según supo LPO, varios senadores justicialistas sin jefes gobernadores se niegan a ser la cara del ajuste votando el presupuesto, con la plaza de los dos Congresos cubierta de gente y puebladas en sus provincias contra algún recorte puntual.
Ya habrían pateado el tablero el santafesino Omar Perotti, el chubutense Alfredo Luenzo y el correntino Carlos Espínola, un trío que se mueve cerca de Miguel Pichetto pero el año pasado no votó la reforma previsional que aún defiende su jefe.
Aquella escena fue muy similar a la de estos días: gobernadores desfilando por la Casa Rosada y Macri expectante de sancionar leyes en su despacho.